Juan es un hombre tímido, a pesar
de ello, es funcionario municipal de atención al público. Lo cual fue una
prueba para él.
Con voz suave y movimientos
escasos, siempre ha representado el papel de huidizo, en su vida se ha pasado
huyendo por no enfrentarse. Hasta que aprobó unas oposiciones para el
municipio, y al tener un trabajo fijo, dejo de escapar.
Su figura personal es de una
persona baja, delgado y con fuertes entradas en las sienes que le muestran como
una persona débil. Por tanto un objetivo para aquellas personas que necesitan
pisar a los demás para sentirse superior.
Juan ha ido alimentando este
papel, pues siente que todos abusan de él. Esto es cierto porque le ocurre a
menudo. Pero detrás de la mesa de atención a los ciudadanos a encontrado un poder,
que emplea a rajatabla, no cede según las ordenanzas que aprendió y esa rigidez
le ha formado la imagen de hueso. Ha encontrado el poder que creía no tener y
lo aplica de una manera desmesurada, donde pagan justos por pecadores.
La trasformación vuelve a las
tres de la tarde cuando inicia el viaje a su casa. Cuando la flor se pliega
sobre si misma.
A penas se relaciona con
compañeros por su papel rígido y estricto. Amigos no tiene y su vida se va
tiñendo de un color gris que es el que suele elegir para el color de sus ropas.
En su trabajo una mujer que va a
consultar unos temas municipales, consigue desmontar su estructura y que salga
la persona que esconde tras la mesa de ogro. Con finas palabras llega a su
corazón y le pide que cambie su vida. Una camisa naranja será el primer paso,
tras quedar con ella fuera del trabajo. Su primera cita con Marta.
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