Cuando Juan ve a algún mendigo,
piensa en un desheredado y le siente como un ser marginal. Es decir que no está
en su circulo, por ello marca una distancia.
Hoy Juan, va a emprender un viaje
con su bicicleta, último modelo, dotada de todas las innovaciones, menos de una
tiene que dar pedales. La suma de dinero para adquirirla ha sido muy amplia. Mete
la bicicleta en su coche y va a un paraje desértico de la geografía, ha
puesto sus alforjas para hacer noche en el campo, ropa y comida suficiente para
emprender su aventura, si hubiera pérdida, su teléfono le sacara del apuro.
Comienza su aventura a lo largo
del cauce seco de un rio, lo sigue y avanza a buen ritmo, hasta alcanzar la
distancia de sesenta kilómetros, ya esta suficiente separado de la civilización
y busca un lugar donde pernoctar y poder comer. El camino ha estado lleno de
piedra suelta y es en esté último tramo cuando rompe su rueda delantera. Cualquier
avería lleva material para solventarla pero la fractura no esta prevista. Busca
una cueva y mete la bicicleta y dispone para afrontar la noche. Mañana tendrá
que pedir ayuda para el traslado. Estando sentado aparece un hombre con ropas raídas
y le saluda, le indica que no se quede allí pues hay muchas serpientes. Juan, remiso a hablar, le cuenta lo sucedido. Este hombre le invita a dormir donde el
lo hace. Entre los dos trasladan las pertenencias y descubre como este hombre
ha elegido vivir allí, sin ninguna comodidad, pero ha dado todo cuanto posee. Incluso
el agua que extrae de un pozo para asearse.
Juan comienza a replantearse su
manera de pensar, y disfruta de su compañía, aprendiendo. Al día siguiente,
tras lanzar las coordenadas un vehículo vendrá
en ayuda.
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