Juan y Alberto, se citan para
jugar un partido de tenis, el objetivo es colocar la pelota en un lugar donde
el rival no llegue y en un campo delimitado. Para ello se pone a prueba la
calidad física del rival.
Preparados para sudar comienza el
peloteo entre ambos, las raquetas van imprimiendo sonidos a la vez que sus
porteadores, tratan de afinar el lugar al que quieren dirigir la pelota
amarilla.
Cuando se juega se quiere ganar,
pero Alberto muestra un mayor empeño en ello, frente al divertirse que tiene Juan.
Por ello se producen muchas interrupciones para discutir si la pelota ha
entrado en el campo de enfrente.
Juan aprovecha para picar a su
amigo, sobre comentarios de suerte. Lo cual es menos preciar la manera de jugar
de Alberto. Este se irrita y hay nuevos parones, de la hora que debería haber
estado jugando, el tiempo, al juego se ve disminuido considerablemente. Al
final Juan le afea que hayan discutido
por tonterías y que el objetivo era hacer un poco de ejercicio y pasarlo bien.
Alberto se da cuenta y aduce que
es por su carácter competitivo el mostrarse de esa manera.
Le pide disculpas y decide que la
semana siguiente lo intentara, va a ser su objetivo.
Durante la semana ha dado vueltas
a como actuar, para vencer esa necesidad rivalizadota.
El siguiente día, de partido,
llegó. Y la actitud de Juan y Alberto fue diferente. Se rieron mucho y
olvidaban a menudo el resultado, decidiendo jugar sin contabilizar. Por
supuesto que sudaron mucho más, pero también disfrutaron enormemente.
Alberto confeso que creía que no
lo podría superar, pero que Juan le había ayudado mucho, por lo que le daba las
gracias.
Juan dijo la importancia de
preocuparse solo por las cosas importantes, las otras no.
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