La caída, surge en un autobús. Se
trata de una mujer que ampliamente ha superado los sesenta años. Tiene que ir
al medico, como no, parece una obligación cuando se llega a estás edades. Ahora
es un problema de huesos, mañana es neurológico, parece que el vehiculo
comienza a tener goteras y empiezan a salir en todo el cuerpo. Ana se da cuenta
que tiene un montón de obligaciones pero siempre con el sector sanitario, su
calendario se llena de fechas con diferentes especialistas. Se siente cansada y
quiere romper este circulo en que se ha metido, pero por otro lado le surge el
miedo a salir del sistema, con el argumento que todo el mundo lo hace. Esta
cansada de tomar fármacos que necesitan protectores de estomago, para que no le
hagan daño. Ana se levanta con la lengua blanca, mal sabor de boca desde que
inicio el recorrido sanitario farmacéutico.
Hoy va a su médico para que le de
cita al especialista de neurología, comienza a tener temblores en las piernas,
pero le parece un mal menor, vence su resistencia personal y toma el bus con el
objetivo de seguir. Pero en su cabeza tiene una lucha por salir de esa condición.
El vehiculo va a trompicones por
el intenso trafico, los conductores se ponen nerviosos y avanzan de pocos en
pocos metros. Ana se levanta para ir a su próxima parada, mientras va guardando
los papeles en el bolso pero en ese descuido comienza el movimiento y Ana no
acierta a asir la barra aseguradora. Comienza a rodar por el suelo y su cabeza
impacta contra un asiento. En unos segundos comienza a sangrar abundantemente.
Con la ayuda de pañuelos se intenta contener la hemorragia.
Una ambulancia llega para
llevarla al próximo lugar, el hospital, la espera.
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