En
la piragua van cuatro remeros y el timonel, que es quien marca el ritmo y
produce los giros necesarios. Los cinco tienen que tener una concentración para
lograr su objetivo, recorrer el recorrido antes que los otros competidores. Por
ello tienen que tener una coordinación que les posibilite el esfuerzo de todos.
La forma de introducir la pala en el agua, el desplazamiento de su cuerpo y
seguir la cadencia que indica el timonel, para lograr su ritmo.
Al
final abandonaran la laguna con chorretones de sudor mojando cara y camiseta,
pero con la sensación de haberlo hecho bien. Sacan la piragua del agua y la
llevan al depósito de las mismas. Las palas se guardan en un armario metálico,
lleno de humedad y la ducha les espera para poder seguir en el agua. Elemento
afín a su disciplina. Tras unas bromas se dirigen a un bar donde brindaran con
unas cervezas y contaran la experiencia de hoy.
Joaquín,
es el timonel les informa de la competición
que será en dos meses, tiempo suficiente para mejorar los estilos y la forma de
arrancar décimas de segundo a un reloj que no se ve.
Tendrán
que recorrer trescientos kilómetros por la regata. Lo cual les ocupara el fin
de semana, aprovecharan para coger una casa rural y tendrán una convivencia
mayor.
Esto
significa separación de sus hábitos tradicionales pero esperan con una gran
ilusión que esto ocurra.
Los
entrenamientos siguen su curso y parecen listos para la prueba.
Llegan
a la casa rural, donde colocan sus pertenencias y las comunes. Sortean las
habitaciones y elaboran la cena. Dos de ellos se ofrecen como cocineros y
quieren dejar preparada la comida del día siguiente tras la competición. Al
haberse puesto de acuerdo todo funciona como un equipo. Sus camisetas azul
marino...
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