viernes, 15 de abril de 2016

LA LOTERIA






Juan se dirige a rellenar una apuesta de lotería. La oficina está situada, solo a cien metros de su casa, como tantas otras personas, ha elegido hacer la misma elección, por ello tiene que esperar haciendo cola. En su cabeza va lo que puede conseguir si obtiene premio, el mundo cambiaría radicalmente, sería más hermoso por tener la capacidad de poseer. Delante en la cola ve a su venida del primero, con la que no tiene ninguna sintonía. Seguro que ahora se lía, como le ocurre siempre, ese es su pensamiento; curiosamente acierta, busca en su bolso el lugar donde tiene el monedero y no lo encuentra. Saca todo el contenido, en el pequeño mostrador, donde una mujer sentada atiende al público, pero no lo encuentra, quizás lo ha debido dejar en la carnicería de Antonio. La cola se empieza a impacientar y Juan decide abonarla. Se vuelve muy digna y al observar de quien se trata, le agradece el gesto y promete devolvérselo. Solventado el tramite la cola va desapareciendo, su vecina le vuelve a agradecer el gesto.
La semana pasa pero no se ha dignado devolver el dinero. Juan entiende que es lo normal en una persona como ella. Pero llega el día del sorteo, pendiente de la combinación de números ganadores. Solo consigue acertar uno entre los seis en litigio. El mundo seguirá siendo igual pero con un sueño menos.
Al día siguiente al salir a la calle se encuentra a otro vecino que le informa de la fortuna de la del primero. Ha sido agraciada con un montón de dinero en el sorteo del día anterior. Juan le cuenta el detalle y se siente ganador pues al final el aporto el dinero.
De nuevo en casa,  suena el timbre y su vecina devuelve el dinero prestado.

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