Juan
está elaborando la cena que ofrecerá a sus amigos esta noche. Van a celebrar su
cumpleaños y es la excusa perfecta de reunirse con siete amigos. Los ocho difícilmente
podrían entrar a comer en la mesa que posee. Pero decidió pedir prestada una mesa
auxiliar que se añadiría a la anterior y de paso solicitar dos sillas más para
cubrir la necesidad.
Con
dos recetas de una comida que había tomado en casa de otros amigos, se aventura
a su elaboración. Cuenta con la gran ilusión de hacerlas, no requieren una gran
habilidad y si permiten una composición imaginativa. Nada más terminar de comer
se pone a realizar.
Coloca
las mesas, la disposición de las mismas y coloca flores naturales en pequeños
floreros, comprados para la ocasión. Va a ser una noche en que expresara su
gratitud a sus amigos.
Por
fin esta todo dispuesto, pone música y se sienta en el sofá, mientras intenta
leer un libro al que no presta suficiente atención.
El
tiempo va pasando y ninguna llamada ni al teléfono ni al timbre de la puerta.
Hoy es viernes, su cumpleaños fue el miércoles, pero así nadie tendría que madrugar
al día siguiente para ir al trabajo.
Se
levanta una y otra vez, mientras el libro ya se ha acomodado en el suelo, va a
la cocina, bebe un vaso de agua. Vuelta al sillón.
Sus
pensamientos se empiezan a poner nerviosos, no es normal que nadie venga ha
pasado una hora en que quedaron. Las dudas se le acumulan algo ha tenido que
suceder. Bueno siempre queda el recurso de llamar. Así lo hace pero El teléfono
de Joaquín esta desconectado o fuera de cobertura. Uno a uno ocurre por el
estilo. Al contactar al último le responde que han quedado para mañana sábado.
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