Juan
pasea por la calle mientras iba a comprar, de pronto un olor le
despierta recuerdos de su juventud, su atención se fijaba en no
perder el aroma sentido, pero fue tan fugaz como había venido, no se
podía fijar en un frasco de perfume, era algo natural. De momento
todo había cambiado, un olor desencadeno unas reacciones del
inconsciente. Su vista dejaba de ver un paisaje mil veces recorrido,
no le importaba el sonido de los coches y el trajín de la calle.
Entró
en el supermercado con el piloto automático, no había sido
consciente, ahora tocaba buscar las estanterías correspondientes los
artículos necesitados.
La
magia se había perdido volvía a su día a día. Su brazo sujetaba
la compra. Pagó y vuelta a la calle. Mismas personas aunque fueran
diferentes, pero con un corte de color gris. Juan ya había olvidado
el instante que había recreado su cara. Espero la luz verde del
semáforo y volvió al camino de vuelta a casa.
Como
una simbiosis se transformo en lo que le rodeaba pero al pasar junto
al edificio de antes le llego la misma sensación. Paro y quería
recrearse y revivir los momentos que le conducían el olor. Cerro los
ojos como queriendo dar máxima prioridad a los recuerdos. Dejo la
bolsa en el suelo y durante cinco minutos estuvo así. Una discusión
de una pareja que pasaba junto a él, despertó su ensoñación. Tomó
su bolsa y reinicio su camino, llego a casa coloco la compra y bajo
de nuevo a reencontrarse con el olor. Pero por más que su nariz se
esforzaba en buscar el sentimiento, allí no se encontraba, andaba
hacía delante o volvía pero había sido como la hoja de un árbol,
había caído y ya no daba sombra, en primavera saldría otra nueva.
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