viernes, 2 de noviembre de 2018

CAMINO DEL DORADO 5



Buscaron las válvulas par llenarlas a pulmón, pero nada salía de ellos estaban muy cansados, estaban sin fuerzas y su meta se disipaba por momentos. No veían costa por ningún lado ¿hacía donde ir? La tarde se aproximaba rápidamente y la terrible noche podría traer malos presagios, tan pocos kilómetros no eran fácil de hacer, las corrientes desviaban el rumbo y llevaban no se sabe donde, aquel cascaron de plástico. El aire seguía disminuyendo y quizás no aguantara una noche más. No sabían nadar y la muerte se podía esconder en las sombras de la noche.
Un pesquero pasaba cerca y observo a los cinco precadaveres. Hizo maniobras de acercamiento y llevaron en brazos unos cuerpos jóvenes como estratificados, rigidos. Les ofrecieron la ropa que llevaban y un poco de agua, no llevaban comida pues estaban de regreso. Informaron a puerto de la situación que habían encontrado, mientras la balsa perdía el poco aire que quedaba. En un par de horas llegaron a puerto donde esperaban miembros de cruz roja y guardia civil. Los dos días en el mar habían menguado sus fuerzas. No sabían el castellano y un poco de ingles aprendido de las visitas de turistas a su pueblo.
Deshidratados y con hipotermia fueron llevados a un hospital. La sonrisa había vuelto a sus caras, lo habían conseguido, pero necesitaron un par de días para salir del edificio. preguntaron su origen y sus nombres, sin ropa sin documentos, les llevaron a un campo de internamiento con tiendas de campaña y les dieron, ropa, una manta y una camilla donde dormir. Allí compartieron su historia con otros alojados.
Mohamed les insto a aprender lo más deprisa el idioma y que compartieran palabras aprendidas. De allí, al pasar un mes, fueron trasladados a Madrid a un centro de acogida juvenil.

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