miércoles, 3 de mayo de 2017

SABEMOS MÁS DE LO QUE NO QUEREMOS SER..






-Sabemos más sobre lo que no queremos que por lo que queremos. Juan comenta esta realidad con su amigo Antonio.
-Es curioso el desconocimiento que tenemos sobre nosotros mismos. Y sin embargo, pensamos sobre los demás, obtenemos un posicionamiento personal.
-Quizás, comenta Antonio, si sabemos lo no querido, centramos nuestro espacio personal.
-Ya, pero resulta como un juego de adivinanzas donde es difícil encontrar tu sitio. Todo esto genera muchas dudas y comportamientos anormales. Por eso nos atrevemos, a juzgar a los demás, intentando esconder lo que nosotros somos, y por supuesto, no queremos ver. Pues esto nos desestabilizaría, dice Juan.
-Puede que lleves razón, ese es el mecanismo por el cual, actuamos de un modo irracional, compitiendo con otras personas, en un afán de conocerse a si mismo. Contesta Antonio.
-Cuando el hombre medita, hace una reflexión hacía si mismo, por eso la falta de tiempo justifica el evitar hacerlo, realmente somos unos verdaderos desconocidos y curiosamente para los seres que están más cerca, es decir nosotros mismos. El gran enigma de la introyección.  El parar nuestra vida para reflexionar por el como somos y nuestro objetivo. Juan gesticula.
-De nada vale unirte a la naturaleza si tu te comportas como un ser aislado, sin saber, a penas, muy poco de uno mismo. Si alguien nos pregunta si nos conocemos, responderemos con un “estás tonto, llevo tantos años, conmigo mismo” y la apariencia es una cosa y la realidad otra muy diferente.  Cuando hablamos con otros, es cuando descubrimos facetas  de posicionamiento, por supuesto cambiables por otras, no somos algo esculpido sin retorno. Precisamente la vida nos dota de esa capacidad de enterrar papeles con los que no estamos de acuerdo en nuestra representación teatral. Tenemos que saber aprovechar esa enseñanza para convertirnos en mejores personas, así de fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.