Juan se encuentra como si tuviera
un puzzle delante de él y no supiera componer las piezas, pero tiene que
solucionarlo antes de acabar el día.
De momento empiezan a correr por
su cabeza sudores, comenzando a empapar su ropa.
Esto no puede ser, piensa, se
levanta y trata de descansar unos minutos, pero no obtiene el resultado
esperado. Comienza a cambiar de postura en el sillón, pero parece como si,
cualquier posición, es mala para su manera de estar, su pensamiento esta en
acción y por tanto no hay momento para el descanso, vuelve a su mesa de trabajo
y observa las piezas de igual disposición, sin encontrar la solución.
Juan se levanta, una vez más,
bloqueado, el tiempo pasa y sigue sin encontrar como resolver el problema. Pero
de su interior sale la respuesta tiene que parar y abordar la situación, para
tomarla desde otra perspectiva.
Reinicia la composición y
comprueba varias formas de abordaje. El sudor se corta y recupera su
temperatura, los ritmos cardiacos se ralentizan, abandonando la señal de
alarma.
Juan se siente culpable por
haberse comportado así. Pero por otro lado es consciente de que él ha sido el artífice
de la solución, sin necesitar la ayuda de terceros. Siente un orgullo similar a
recibir un premio cuando se consigue ganar una competición.
Simplemente es abandonar lo que
se estaba haciendo, sin lugar de resolución, para emprender la visión de otra
manera. Sin juzgar si es mejor o peor, pero si diferente, con resultado por
ello se otro signo.
Juan termina y se dirige a su
cama en busca del descanso necesario para retomar sus constantes, tras un gran
esfuerzo, como él ha sentido.
Cierra sus ojos satisfechos con
la afirmación positiva de su logro, con un resultado rápido, en la primera
vuelta descansa.
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