viernes, 26 de mayo de 2017

DIBUJAR UNA SONRISA







El día se abre, muchas veces, como se cierra. Piensa, Juan y no es por su participación en él, sino precisamente su ausencia en el mismo.
Juan reflexiona sobre los días y llega a la conclusión de ser dígitos, por ello, no importantes. Ni si quiera, a la hora de dormir hace un mínimo análisis de lo acontecido. Esa crisis interior lleva a un estado anodino, bastante pernicioso. Pero por lo que sea, hoy va al trabajo de otra manera, dibuja una sonrisa en su boca, abre los oídos, mientras la piel se muestra con los poros sensibles.
Juan sabe que los números son abstractos, por ello intangibles y quiere convertir su vida en algo vivo. A pesar de ir en el mismo medio de transporte, encontrarse los mismos datos y las mismas personas desarrollando su trabajo.
Sus compañeros perciben el cambio y preguntan si le ha tocado la lotería. Juan responde que si pero no materialmente. Sus gestos no pasan desapercibidos y se hacen centro de miradas. Sin quererlo pasa a ser protagonista de una obra, no representada desde hace mucho tiempo. Sin quererlo, está cambiando su entorno próximo y por tanto el suyo.
Juan respira de otra manera, ya no es la persona que camina sino es caminante, aun pareciendo lo mismo no es igual. Esta llenando de vida, un espacio, donde solo había sido etéreo. Solo espectador, donde la vida pasa una sola vez y se despide para no volver. Una vez recibido el mensaje la decisión solo esta en cada persona donde faculta su libertad de elegir.
Juan sabe que es fácil, dejarse ir y caer en lo mismo, en eso que te lleva a un tedio a un mero espectador en medio de un jardín o un bosque. Donde las maravillas están al alcance nuestro.

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