Mario nació con el síndrome de
Down, desde siempre la dependencia de sus padres ha sido total.
Con el paso del tiempo ha
aprendido ha hacer cosas por si mismo, pero siempre ha estado supeditado a su
familia. Es uno de los componentes extraños en la sociedad, no solo por su físico,
sino por su sumisión, cuando se habla de sociedad se habla de generalidad, pero
hay una partida de personas, como Mario, que representan el papel satélite del
planeta social. Donde también se hayan los marginados y todos aquellos extraños
al núcleo.
Mario ha tenido siempre
inquietudes, dándole un valor de intención para ser uno más. Pero siempre salen
las normas para hacerle saber que solo es alguien cercano pero nunca
integrante.
Todos los individuos,
compositores del mundo grupal, han aprendido unas enseñanzas, sin darse cuenta
las desarrollan y las repiten. Como loros, sin ni siquiera plantearse si están
bien o mal, como si formaran parte de una célula más de su cuerpo, por ello, ni
pasa por la cabeza. Nos ponemos al unísono y pensamos grupalmente.
Mario no ha adquirido estás
facultades limitadoras, aunque vive, en propia carne, sus consecuencias. A
pesar que se les aplique que viven en un mundo feliz, fuera de la dureza del
mundo exterior. Su pensamiento no es tan retorcido donde se justifique lo
injustificable. Sin tantos altibajos que te creen una inestabilidad emocional.
Mario va aprendiendo que
pertenece a otra esfera, donde hay un montón de individuos, que no son
productivos para “el bien social”. Aunque algunos se les agrupen en fabricas de
manipulación simples, como modelo de integracción. Pero solo es una propaganda,
donde algunas empresas logran un beneficio extra, por las ayudas económicas que
reciben en su ayuda a los discapacitados, con lo cual encuentran su nicho de producción
monetaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.