martes, 23 de mayo de 2017

EL ESPACIO LIMITANTE






Cuentan que un elefante, de pequeño fue atado por una cadena a una estaca, como su cuerpo era infantil no pudo liberarse de la trabadura. Con el tiempo aprendió el seguir atado y no poder, a pesar que su cuerpo se hizo más y más grande y poderoso. El pensamiento se instalo en su cabeza hasta su muerte.
Jaime leyó esta historia y entonces comprendió como los pensamientos limitantes crean, a su vez, limitaciones.
Se puso a pensar en cuantas cosas creía no ser capaz de desarrollar. Las fue anotando y comprendió la realidad de su vida.
La lectura de un cuento fue el desencadenante de una realidad. Una vez descubierta la causa es posible enmendarla pero ¿Cómo?
Jaime tiene un amigo llamado Juan, no tiene carrera alguna pero sus consejos son tan certeros que decide acudir a él.
Jaime relata el cuento del elefante encadenado y como escribió todas cosas que no creía poder hacer.
Juan elogia el buen trabajo desarrollado y le muestra como ha conseguido lo más difícil, es la identificación del problema y, como consecuencia, va haciendo unas barreras en el espacio de nuestras capacidades personales. Como si fuera limitando el campo con cercas, estás impiden ir de un lado a otro y la consecuencia, de sentirse encerrado, incomunicado, a pesar de estar al aire libre.
-Si tú eres capaz de saber que todas esas vallas, las has creado tú, no existen, has creado tu propia celda con el “yo no puedo”. El mundo es un espacio abierto, las limitaciones las ponemos nosotros, con lo que conlleva. Indica Juan. Has sido capaz de mostrar tus limites es momento de replantear el área de otra manera, mucho más sencilla y libre. Sin necesidad de invadir espacios de otras personas, esta sería la única limitación o frontera delimitadora.

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