viernes, 28 de abril de 2017

EL CAMBIO DE ANTONIO






Antonio tiene setenta y cuatro años. Es una persona muy activa, duele estar poco en casa pero su vida cambió hace tres meses, cuando en el plazo de quince días despidieron a sus dos hijos, pues sus empresas cerraron, dejándoles sin la principal fuente de ingresos.
El carácter de Antonio se volvió más desconfiado, huraño. Ambos tienen dos hijos y las hipotecas interminables. Sus mujeres tienen trabajos eventuales sin ninguna seguridad.
Antonio ve como tienen que abaratar gastos y desprenderse de sus vehículos. Él vive con su mujer, Antonia, llevan una buena vida gracias a su pensión y a su vida austera.
Pero la preocupación ha entrado en la vida de Antonio, todavía minimizando mejor sus gastos para poder apoyar económicamente a sus hijos.
Una persona que se encuentra que no tiene, lo que hace es buscar. Y eso le ha llevado a mirar en las papeleras, con la suciedad impregnando sus ropas, el descuido en su vestir y en sus arrugas que se hacen más profundas y secas. El color saludable de su piel, comienza a mutar.
Resulta patético ver a un hombre de su edad rebuscando en los depósitos de basura, en busca de nada. Pues Antonia le ha prohibido subir cualquier cachivache a la casa.
Como el miedo se ha instalado en sus ojos, en su forma de caminar y su manera de ser.
Intentando acercarse a una lavadora tirada en una ladera. Antonio resbala y rueda hasta que su cabeza encuentra el descanso de una piedra. Su vida termina en la búsqueda de algo, nunca encontrado.
Antonia ve reducida la pensión y comienza a asimilar la vida llevada con su marido. Comprendiendo su nueva vida a la angustia marcada por su compañero.
El pelo se torna en un blanco más intenso y sus estrias son surcos.

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