miércoles, 26 de abril de 2017

HAY QUE LUCIR






En la presentación de un reportaje sobre los vestidos de novia, la presentadora destacaba el uso de transparencias y de escotes pronunciados, con  el adjetivo “hay que lucir”.
Juan comenta con su amigo Ángel, lo importante para las personas de no pasar desapercibido, no ser una hormiga más. La necesidad de tener unos instantes de gloria, aunque sea pagando una importante cantidad de dinero, pero ser el protagonista, aunque se trate de unas horas. Es como escribir una obra de teatro y llenar la sala de conocidos, amigos y familiares. Focalizas la atención, pero terminado la representación volverás al lugar donde has estado siempre. Aunque tu cabeza haya llenado unas imágenes de gloria, vuelves a lo llamado “cruda realidad”.
-         Ese despectivo termino nos hace desear de nuevo buscar la salida hacía otra nueva acción para devolverte la ilusión. Comenta Ángel.
-         El problema surge de no ser capaces de hacer cada día un momento extraordinario, sin necesidad de parafernalias.
Otro reportaje habla de la adrenalina producida tirándose de un avión  con un paracaídas para a mitad de caída, desprenderse de él, unos segundos de descenso libre y tirar del de emergencia. Todo esto grabado y difundido en las redes.
-         No nos damos cuenta de volver a lo que acabamos de decir, sobre la necesidad de lo extraordinario como hito de nuestras vidas. Dice Juan.
-         Si parece como si la televisión nos diera argumentos sobre lo hablado. Me parece triste y creo que la sociedad se está volviendo desmotivadota porque todo el mundo trata de imitar a otros, mientras, olvida el potencial de cada uno de nosotros, seres irrepetibles y parte del puzzle universal.
-         Ahí, creo, has dado en la clave. La importancia de nuestras vidas y de dignificar todas nuestras acciones, como cosas extraordinarias, sin más.

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