En la presentación de un
reportaje sobre los vestidos de novia, la presentadora destacaba el uso de
transparencias y de escotes pronunciados, con
el adjetivo “hay que lucir”.
Juan comenta con su amigo Ángel,
lo importante para las personas de no pasar desapercibido, no ser una hormiga más.
La necesidad de tener unos instantes de gloria, aunque sea pagando una
importante cantidad de dinero, pero ser el protagonista, aunque se trate de unas
horas. Es como escribir una obra de teatro y llenar la sala de conocidos,
amigos y familiares. Focalizas la atención, pero terminado la representación volverás
al lugar donde has estado siempre. Aunque tu cabeza haya llenado unas imágenes de
gloria, vuelves a lo llamado “cruda realidad”.
-
Ese despectivo termino nos hace desear de nuevo
buscar la salida hacía otra nueva acción para devolverte la ilusión. Comenta Ángel.
-
El problema surge de no ser capaces de hacer
cada día un momento extraordinario, sin necesidad de parafernalias.
Otro reportaje habla de la
adrenalina producida tirándose de un avión con un paracaídas para a mitad de caída,
desprenderse de él, unos segundos de descenso libre y tirar del de emergencia. Todo
esto grabado y difundido en las redes.
-
No nos damos cuenta de volver a lo que acabamos
de decir, sobre la necesidad de lo extraordinario como hito de nuestras vidas. Dice
Juan.
-
Si parece como si la televisión nos diera
argumentos sobre lo hablado. Me parece triste y creo que la sociedad se está
volviendo desmotivadota porque todo el mundo trata de imitar a otros, mientras,
olvida el potencial de cada uno de nosotros, seres irrepetibles y parte del
puzzle universal.
-
Ahí, creo, has dado en la clave. La importancia
de nuestras vidas y de dignificar todas nuestras acciones, como cosas
extraordinarias, sin más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.