La cabeza negaba con la cabeza
mientras sale de su boca un si. Cualquier observador ve que algo falla.
Y es que nuestro dialogo no es
solo oral, hay razones diferentes sobre la información que pasa cada persona.
Ana esta hablando con su amigo
Juan y esta enviando dos mensajes a la vez, opuestos uno del otro. Mientras en
uno manifiesta, lo social, en el otro lo hace con sus sentimientos.
Juan descubre la maniobra y
calla, eliminando la conversación. Tiene claro no saber con cual de las Ana,
está hablando. Ante esa ambigüedad, crea el silencio.
La pierna de Ana comienza a
moverse nerviosamente. Ella no es indiferente a la situación creada y no tiene
recursos por donde salir, por ello, acata la situación.
Juan se levanta para dar por
terminado el encuentro. La situación se ha vuelto embarazosa, por tanto debe
suceder el parto.
Se despiden, mientras Juan
analiza cual ha sido el motivo de lo sucedido.
Ana se recuesta en el sofá, mientras,
su pierna, sigue en su movimiento oscilatorio. Tiene la sensación de
encontrarse mal. Como si su cuerpo se hubiera desajustado.
Por fin, Ana, se levanta,
invalidando el movimiento autónomo de la pierna. Va hacía la cocina en busca de
un vaso de agua, que ingiere rápidamente. Mira por la ventana pero no ve. Ni
sabe que información le han pasado sus ojos.
Mientras Juan va en una situación
similar, pero fuera del castillo.
Las ideas se agolpan en la
cabeza. Camina pero tampoco recibe información por vía ocular o por sus orejas.
Tiene conocimiento de donde se encuentra pero va en piloto automático.
Llega a su casa y tiende a
relajarse, se encuentra en su espacio de seguridad. Sobre Ana ya ha tomado una
decisión, no tolera las mentiras, cree
haberla encontrado en una.
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