La necesidad de ser, es una de
las obsesiones de las personas. Parece como si fueras eres reconocido. Así
piensa Juan. Él es un hombre enjuto, bajito y con voz baja y débil. Todo ello
le ha hecho tener un complejo frente al resto de la gente. Cuando alcanza la
treintena, decide que tiene que hacer algo sonado, con repercusión publicitaria
y económica. Siempre piensa, sobre el dinero, que es como unos tacones, si te
los pones, pareces más alto, aunque no lo seas. Pero te brinda una nueva perspectiva
en la vida y está cansado de la actual.
Pensando inventa una estafa donde
puede juntar mucho dinero. La sociedad ya le ha despreciado muchas veces,
porque lo haga él una, no pasara nada. Piensa que es una legítima defensa sobre
todo lo sufrido en su integridad personal.
Alquila una oficina y dos
personas para trabajar en ella. Por supuesto que sus empleados no saben nada al
respecto. Pero la oferta que publicita es atractiva, consiste en la inversión
de seis mil euros con una rentabilidad de dos mil pasados ocho meses. El máximo
fijado de adquisiciones se fija en diez, pero se puede poner a nombre de otras
personas con lo cual se aseguran una rentabilidad que nadie le puede ofrecer. El
juego consiste en ofrecer esa máxima rentabilidad, ofreciéndola con el respaldo
de empresas ubicadas en el extranjero, que incluso coloca su prestigio en Internet,
por si alguien quiere ver de quien se trata.
Durante un año ha urdido esta
trama. Al ser una inversión al alcance de mucha gente, no despertara sospechas.
El juego tiene que durar un año para desaparecer con el dinero recaudado.
En poco tiempo empieza a
disfrutar de las mieles del éxito, los zapatos con alzas comienzan a ser
calzados y el lujo llega.
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