lunes, 31 de octubre de 2016

EL PAPEL DE CONVERTIRTE EN JUEZ




Juan sabe que, a veces, se hecha la culpa a un suceso, fortuito o no. Pero si desencadenante, comparable al dicho: la gota que colma el vaso.
Evidentemente el último acto es el que posibilita una reacción, larvada en nuestra cabeza.
Juan intenta convencer a su amigo Miguel que esto ocurre con demasiada frecuencia, pero porque perdemos la perspectiva de todo ese proceso que genera una respuesta, normalmente desproporcionada, por la acumulación de situaciones pasadas.
Por eso, defiende Juan es tan complicado el juzgar a los otros y nuestro error al hacerlo. Miguel afirma con la cabeza, aunque alega que es difícil convertirse en asépticos.
Quizás la mejor postura es librarnos del posicionamiento que normalmente ocurre, para estar de acuerdo junto a una de las partes, litigantes. Esa posición de poner calificativos: bueno, malo. Es innecesaria no tenemos que entrar en el juego que casi todo el mundo hace. Replica Juan. No tenemos que posicionarnos, porque si lo hacemos estamos en la gran posibilidad de estar equivocados. Esto genera una gran inseguridad y por tanto aparece el fantasma del miedo, por supuesto a equivocarse. Que será si o si.
Miguel manifiesta que eso es una posición de ruptura con la sociedad, pues todo el mundo lo hace. Nos encontraríamos marginados.

Pero sin embargo seremos coherentes con nosotros mismos y no hay nada mejor que sentirse como tales, en la vida de cada uno. Por ello hay más cosas en la vida que ejercitarte de juez. Eso no nos hace que vivamos en otro mundo, sino que lo vivimos de otra manera, por lo menos más acorde con nuestros pensamientos. Sin olvidar que lo que pensamos, hablamos y decimos se vuelve hacía nosotros. Por ello debemos elegir que nos vuelva lo mejor de todos los espacios de nuestra vida. Contesta Juan. 

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