jueves, 5 de mayo de 2016

LA LUCHA DE CLASES




Al llegar a la oficina, antes del inicio, estaba una conversación sobre la lucha de clases.
Juan al llegar escuchaba las diferentes posiciones de sus compañeros.
Las posiciones se iban radicalizando.
Por fin Juan, tomo partido y dijo: “creo que el problema no es lo que nos diferencia sino lo que nos une”.
Esto desconcertó. “Ya estamos con el utópico”, contesto Silvia.
“El problema es que siempre queremos diferenciarnos, ya sabemos que todos somos diferentes, desde los principios más básicos, hombre mujer, altos bajos, ricos pobres. Pero ante todo somos personas humanas, cuanto más aprenda yo, más aprende la comunidad”.
“Que tiene que ver eso con la desigualdad social”, responde Silva.
“Pues es que aprovechamos cualquier circunstancia para aislarnos. No te das cuenta que cada vez hay más incomunicación y lo justificamos de cualquier manera”, dice Juan mirándola a los ojos.
“Cada vez buscamos situaciones que nos alejan de las otras personas incluso de nosotros mismos, compañeros, amigos, parejas… Si miramos la construcción de las casas o chalet, no hacemos rodeándonos de vallas, nos tenemos que defender de los otros. Creo que nos defendemos de nosotros mismos y por eso nos vamos aislando, buscamos cualquier circunstancia para justificarlo”. Juan mira a sus compañeros y trata de que comprendan su punto de vista. Algunas cabezas se bajan y con la hora en punto llega el encargado. Cada uno se dirige a su puesto de trabajo.
Parece como si hiciera el silencio solamente roto por los equipos informáticos que inician su sesión. Se abren las ventanas para cambiar el aire acumulado de la noche.

Silvia mira de reojo a su compañero Juan, para iniciar su nuevo día. Por el correo interno le manda un mensaje con el texto “seguiremos hablando”, Juan vuelve la cabeza hacía el puesto de ella y sonríe.

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