Al
llegar a la oficina, antes del inicio, estaba una conversación sobre la lucha
de clases.
Juan
al llegar escuchaba las diferentes posiciones de sus compañeros.
Las
posiciones se iban radicalizando.
Por
fin Juan, tomo partido y dijo: “creo que el problema no es lo que nos
diferencia sino lo que nos une”.
Esto
desconcertó. “Ya estamos con el utópico”, contesto Silvia.
“El
problema es que siempre queremos diferenciarnos, ya sabemos que todos somos
diferentes, desde los principios más básicos, hombre mujer, altos bajos, ricos
pobres. Pero ante todo somos personas humanas, cuanto más aprenda yo, más aprende
la comunidad”.
“Que
tiene que ver eso con la desigualdad social”, responde Silva.
“Pues
es que aprovechamos cualquier circunstancia para aislarnos. No te das cuenta
que cada vez hay más incomunicación y lo justificamos de cualquier manera”,
dice Juan mirándola a los ojos.
“Cada
vez buscamos situaciones que nos alejan de las otras personas incluso de
nosotros mismos, compañeros, amigos, parejas… Si miramos la construcción de las
casas o chalet, no hacemos rodeándonos de vallas, nos tenemos que defender de
los otros. Creo que nos defendemos de nosotros mismos y por eso nos vamos
aislando, buscamos cualquier circunstancia para justificarlo”. Juan mira a sus
compañeros y trata de que comprendan su punto de vista. Algunas cabezas se
bajan y con la hora en punto llega el encargado. Cada uno se dirige a su puesto
de trabajo.
Parece
como si hiciera el silencio solamente roto por los equipos informáticos que
inician su sesión. Se abren las ventanas para cambiar el aire acumulado de la
noche.
Silvia
mira de reojo a su compañero Juan, para iniciar su nuevo día. Por el correo
interno le manda un mensaje con el texto “seguiremos hablando”, Juan vuelve la
cabeza hacía el puesto de ella y sonríe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.