Mientras pasa entre las diferentes tiendas, Juan busca en
cual puede encontrar una pieza para su batidora descompuesta. No sabe dónde
buscar, pero lo más seguro, es que lo encuentre en una ferretería. Y que sea lo
suficiente grande como para encontrar piezas de repuesto. Se dirige a la
cercana con la misma, enfundada en una bolsa de plástico.
Saluda fijando la mirada en el dependiente recién
reincorporado a su puesto de trabajo. Por ello remolonea entre los objetos
puestos en un banco de madera, sin prestar atención al cliente. Tras el saludo
contesta pero sigue su actividad, como queriendo indicar su mucho trabajo,
aunque no existan clientes.
Por fin se encara al recién llegado y le contesta tres ml
euros”, como idea de romper la frialdad de la mañana. Con pocas ganas contesta
el trabajador “eso queremos todos. Por fin Juan saca la batidora y le muestra
la pieza que debe de cambiar. “huy este modelo es muy antiguo tiene siete años.
Juan piensa (entonces yo con mis cuarenta y siete años, soy una pieza de
museo).
Va a la trastienda en busca de algo pero vuelve con un catálogo
donde lleva las piezas de los diferentes modelos y le muestra que la empresa de
la marca que trae, la absorbió una empresa china y los recambios puede que estén
en alguna ferretería de las de toda la vida. Además casi no le va a merecer la
pena buscarla. Compre una nueva y habrá solucionado su problema.
Juan sale de la tienda reflexionando que las cosas se
solucionan no reparando o cambiando una pieza sino desprenderse de ella y
adquirir una nueva. Hasta qué punto eludimos dar sentido a lo que tenemos.
Piensa Juan. Todo se convierte en un usar y tirar. No solucionamos las cosas,
simplemente las cambiamos.
Siempre habrá Batidoras nuevas y mejores que las anteriores, así pasa siempre con la tecnologia que va avanzando.
ResponderEliminarsaludos!