miércoles, 18 de mayo de 2016

LA LIMPIEZA




Juan se pasa toda la mañana haciendo la limpieza de toda la casa. Remueve todos los muebles para limpiar las pequeñas partículas de polvo, almacenadas, desde la última vez que lo realizo, hace seis meses.
La cocina es la siguiente etapa, donde se vacían armarios y se pasan las bayetas húmedas para devolver el estado primitivo a las superficies receptoras, de utensilios. Los azulejos también son recibidos. El sudor comienza a aparecer en su frente, que es retirado con la ayuda del antebrazo.
El tiempo va pasando, ahora es el momento del cuarto de baño. Subidas y bajadas de rodillas, con el trapo cambiando de mano, para no ejercer la misma tensión. Y por fin, llega fregar el suelo.
Derrotado tira el agua del cubo y toma una cerveza para sentarse en el sillón y contemplar el resultado de su trabajo. Antes ha abierto todas las ventanas par cambiar el aire y favoreces el secado del suelo.
Un sopor le entra, tras el ejercicio realizado y entorna los ojos par que entre el espacio onírico. La música sigue sonando.
Juan siente el placer de la tarea realizada y no tiene prisa en salir de ese entorno, pero un ruido grande hace que sus ojos se abran bruscamente y comprueben como una nube de polvo empieza a entrar por las ventanas, precediendo a la tormenta. Como un resorte se dispone a cerrar todas las ventanas, pero ya es tarde, la nube con polvo del desierto a encontrado acomodo en la casa de Juan. Comprueba como la capa marrón se ha adueñado de los espacios antes limpiados.
Siente una rabia en su interior, pero ya sabe que la tarde toca emprender la nueva tarea.
La lluvia ha dejado un pequeño frescor en el ambiente.

Ahora se vuelve a limpiar y ventanas cerradas.

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