miércoles, 18 de enero de 2017

NADA MÁS






Juan sabe que va a perder un dinero en comprar lotería, pero se aferra a la ilusión de conseguir un premio que le cambie la vida.
El sofá de Juan tiene su forma corporal y hasta tiene los pliegues característicos en su forma de alojarse en él.
Siempre ha pensado que los cambios vienen de fuera, nunca de dentro de cada persona. El azar es uno que marca nuestra vida.
Con está mentalidad, se esfuerza poco, y tiene poder para quejarse de todo lo que le rodea. Observa los defectos de los demás con dictamen critico, pero él es una persona más, que esta en el mundo, recibiendo el viento o el sol que cada día le trae.
Espera, en su interior, un cambio que le venga de fuera, pero ¿para que? es la pregunta. Cuando Juan no integre su papel de actor en vez de espectador, es muy cómodo vivir de esa manera, para estar a salvo de responsabilidades, su trabajo es bastante mecánico, donde no tiene que realizar esfuerzos en los que tenga que modificar sus relaciones laborales, comparable a miembro de una cadena de montaje, donde todo esta organizado, no hace falta improvisación.
Asimila el presente de una manera mecánica, como parte del auditorio, donde no se formulan preguntas ni debates. Confía en un futuro incierto que le de una nueva oportunidad en la vida, pero siempre espera a ser llamado no es autor, solo lector.
Por ello juega a la lotería pero con el sentido, pesimista, que al final es tirar el dinero, pues no le tocara nada.
De esa manera el justifica un esfuerzo, jugar dinero en espera de recibir más, pero con la idea que no lo lograra. Pues si le tocara solo iba a cambiar en su vida, las cosas materiales, nada más.

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