La bodega se lleva entre dos
socios, de principio se repartieron las tareas, pero un sentimiento de ocupar más
espacio les ha llevado a invadir el trabajo del otro. Siempre han querido sacar
pecho para sentirse orgullosos de su negocio. Sin darse cuenta van poniéndose
zancadillas de lo que han visto una posibilidad de hacer una oferta de compra
por medio de su competencia.
Cada uno de ellos sabe que una
vez vendida su empresa dejaran de tener una importancia social, por lo que
rechazan las mismas. Pero todo el mundo sabe que dos gallos en el mismo corral
les llevaran al cierre o a la venta, bajo precio, pues será necesidad de
liberarse uno del otro. Las diferencias son tan grandes que ya no esconden la
forma de ver el negocio. Surgen descréditos sobre la otra persona aun delante
de clientes. Tratan de evitarse y la comunicación se rompe.
El silencio se hace hostil y ya
no vienen ilusionados a cumplir con su trabajo, dos neófitos que a penas sabían
sobre vinos, han conseguido saber sobre los diferentes caldos, lo suficiente
para creerse unos versados sobre el tema. Su aprendizaje no ido para saber más
sino para ocultar al otro, como si de enemigo se tratase, lo cual lleva a un
malestar. Que lleva a dejaciones de aspectos fundamentales para que el barco
lleve a puerto sin problemas.
Parece como si los libros de
cuentas se llevaran en dos sitios y hasta se ocultan ventas, para no ser
reflejadas en la contabilidad general y solo revierta en el bolsillo de cada
uno. Con lo cual el cáncer esta servido y es tarea de poco tiempo la liquidación
de la sociedad. Pero como cada uno va descubriendo las trampas de su socio. Los
abogados se frotan las manos hay negocio.
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