jueves, 1 de diciembre de 2016

LA ISLA EN LA CIUDAD NECESITADA






Cuando los patos abandonaron la laguna, batiendo, apresuradamente sus alas empiezas a entender que el entorno en que te encuentras no es solo para las personas, sino que hay otros seres que comparten la maravilla del lugar.
Si uno tiene los ojos bien abiertos, puede captar detalles, que a otras personas, pueden pasarle desapercibidas. Es como si tienes unas gafas de sol llenas de pegotes de barro, puedes tener visión de las cosas, pero será lo suficiente mala para que influya negativamente sobre lo observado. La laguna se ha creado artificialmente, aprovechando un arroyo que no tiene el volumen de agua suficiente para llenarle. Pero ha sido posible por aportar agua reciclada para lograr tal fin. Árboles y plantas llenan un entorno que tiene hasta pequeñas cascadas, para lograr que el sonido emitido sea relajante y aislante de lo que esta fuera de la zona.
Es el momento de actuar con tus sentidos para captar un panorama diferente, aunque haya sido creado por la mano del hombre, lo único buscado, es una copia de la naturaleza. Buscando ese rincón de desconexión. Con alturas, siempre salvadas con rampas se han querido hacer las murallas que aíslen del mundo cercano.
Los árboles aun tienen pequeño tamaño pero con las condiciones creadas y el riego inducido, aceleraran el proceso de sombra, en las jornadas calurosas y hasta mariposas competirán en belleza con las flores donde liban.
Unos molinos de aire generan la energía suficiente para elevar el agua y que este lo suficiente oxigenada, para que los olores no descarten su visita.
Te preguntas como habrán venido las ánades, pero será camino de su emigración estival, la razón.
Las rocas también están presentes para crear diferentes ambientes y por supuesto bancos para disfrutar el solaz del entorno.
Nueva isla en la ciudad necesitada.

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