jueves, 22 de diciembre de 2016

EL POLITICO




Una persona elige que su destino es ayudar a los demás, por ello elige la carrera de político. Siempre ha tenido en su cabeza, mejorar las condiciones de vida de las demás personas. Cree que como está la situación actual las cosas hay que mejorarlas, para ello hay que hacerlo desde dentro.
Sus ideas, piensa, que son claras y, por supuesto, no están equivocadas. Lo que el tiene en su cabeza es la claridad de cómo hacer las cosas. Cuando entra en las reuniones de partido, se da cuenta de las diferencias entre unos y otros. Cosa anormal, pues son coincidentes, en el sentido, de donde ir.
Piensa que solo son matices, pero según va asistiendo a reuniones de su partido, se da cuenta que realmente lo está. Donde se prima los intereses personales a los sociales. Esto le entra en contradicción consigo mismo y a la vez un distanciamiento con sus compañeros.
Esta persona comienza a enfriar sus ilusiones y se siente defraudado, con lo cual sale del mismo y comienza a formar uno nuevo, donde sus ideas sean las bases del mismo.
El fracaso es absoluto y una perdida económica importante. Sin seguidores entra en depresión, contra todos. No encuentra su espacio. La desvalorización surge como la humedad en una pared, cada día va avanzando mucho más.
Comienza a negar casi todo, las pastillas comienzan a aparecer en su vida y una nueva dependencia nubla el futuro. Lejos quedan los intereses por los demás cuando ha encontrado los personales que no debía haber olvidado.
La televisión y la prensa son olvidadas en su espacio personal, necesita tiempo para reconstruir una imagen que desapareció con la misma fuerza que fue erigida. La realidad queda desfigurada por la química con resultado de aturdimiento. Surge una alergia personal en continuo crecimiento.

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