viernes, 2 de diciembre de 2016

EL CALLEJÓN DE LAS INMUNDICIAS






Saliendo por el portal al girar a mano derecha hay un callejón. Este es llamado el callejón de las inmundicias, pues es un saco donde se depositan basuras, excrementos de perros, como no olvidados y algún coche que aparca, cuando no hay sitio en otro lugar. Vivió tiempos en que los adictos a la heroína buscaban un lugar para satisfacer su necesidad imperiosa, entre el bloque de edificios hay una montaña de arena compacta que con la caída de tierra, producida por las lluvias, crean un lodazal donde había hasta asfalto.
Los vecinos han denunciado la situación por los olores que se producen y lo que podría ser un foco de tranquilidad ha hecho que varios vecinos hayan vendido sus casas para buscar otro lugar donde no tener que estar discutiendo con los que llegan hacía allí, con confesiones irrepoducibles.
El auge de la construcción se detuvo con la aparición de la crisis. Por ello, el terreno colindante quedo como tal, con una altura superior a los ocho metros, lo cual representa una pared de muchos metros cúbicos.
Un día un grupo de vecinos decidió cambiar el aspecto del mismo. Se trajo todo el material necesario para la limpieza y unos enormes andamios para construir un jardín vertical, se excavaron unos nichos en forma hexagonal y se introdujeron plantas aromáticas.
El callejón empezó a cambiar su nombre por el de callejón del jardín vertical.
La noticia comenzó a ser difundida como una iniciativa particular para rehabilitar espacios que tenían otro nombre.
La masa amorfa que toma cuerpo con los jardines implantados, es fotografiada una y otra vez. Incluso se monta una exposición de un antes y un después, donde los propios vecinos han aportado el material necesario. Sin embargo la variación en el espacio había sido mínima, solo buena voluntad.

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