Hoy es un día de fiesta que no
coincide con las normales del calendario, se ha dado para no perder una fiesta
que ha caído en domingo.
Como los días sin trabajo, se
hace la pereza de la ruptura laboral,
intentas hacer cosas que normalmente no tienes tiempo. Pero con la conciencia
de ir más lento, el tiempo parece que coge carrerilla y los planes se
convierten en un desastre, pues llegan motivos de frustración por no cubrir los
objetivos y hace que hoy sea anodino, donde te ha permitido dormir unas horas más
y te encuentres sin cumplir la agenda que habías planificado. Por otro lado
sientes que los proyectos están para ser
modificados y por ello, no supone una tragedia. Donde no se debe llevar a los
sentimientos de incapacidad de llegar a algún sitio porque toca hacerlo.
Curiosamente hoy es lunes que es
la proyección del fin de semana normal, aunque hay turnos laborales, que lo que
para unos es normal, para ellos se convierte en anormal, pues tienen que
trabajar.
Al final terminas como muchos días
frente a la televisión donde proyectan cualquier cosa, que en teoría, nos ayuda
a evadirnos de la realidad. Parece que no podemos con el presente y tengamos que salir de cualquier
manera, para no sentirnos mal. Paradoja de sufrimiento, reforzada por las ideas
cristianas: “de este valle de lagrimas”. Se ha grabado a fuego en nuestras
mentes y necesitamos evadirnos, porque lo que nos rodea no nos satisface. Aquí
esta la clave de actuación y no de escapada. Ser actores de nuestra vida, da
igual el escenario, para que nosotros nos sintamos a gusto con la vida que
llevamos. Eso es la felicidad, lo demás son montajes, más o menos creativos. Pero
al final nuestra vida, esa que poseemos ahora.
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