Juan y Alberto van en su coche
hacía la fiesta que se celebra en el pueblo de al lado. Tras aparcar ya se
empiezan a encontrar a encontrar a gente conocida, la manera de hablar en una
fiesta es bebiendo, con lo cual, la ingesta de alcohol empieza a subir, lo de
menos es quien canta sino que es un lugar para encontrarse con personas que
hace tiempo que no ves. Y tienes que ponerte al día en sus vidas. Todo normal,
hasta que Juan conoce a una muchacha que va con otros amigos. Ya su cabeza
desconecta de conocidos y su fijación es en Alba. Ante todo quiere compartir una
conversación con ella pero los movimientos de los amigos de un sitio a otro,
hace que Juan convenza a Alberto para seguir con ellos, indicándole la belleza
de Alba.
Alberto esta incomodo pues uno,
de la cuadrilla, no le cae especialmente bien, por lo que esta incomodo. Por lo
que la pareja decide tomar caminos diferentes. El se integra con otros
conocidos y quedan en el coche a las cuatro de la mañana, para volver juntos.
Siguen sumando alcohol a sus
venas y el reloj desaparece de su cerebro. El teléfono no se oye entre tanto
ruido y por ello difícilmente se podrán comunicar.
Alberto va cambiando de
conocidos, mientras Juan sigue en su fijación por Alba, pero ella no busca
prioridades sino estar a gusto con sus amigos, Juan puede ser uno más. Pero no
exclusivo.
Juan a cambiado radicalmente
desde que le presentaron a Alba, permanece con una idea fija en la cabeza y por
ello va pasando de otras realidades.
Las cuatro llegaron y Alberto
busco volver con otros. Juan descubre la hora pero su idea es seguir. Su
coordinación se resiente y su oratoria pesima.
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