El camino hacía la ermita es
empinado y serpenteante, aunque se hayan hecho senderos para atajar, la subida
tiene su esfuerzo.
Como la mayoría de estás
construcciones están llenas de historias, unas cercanas a la religión
preponderante y otras que ahondan en la noche de los tiempos. La mitología es
como una fabulación donde se van poniendo elementos creados de algún acto o de
la imaginación de los hombres. Por lo que sea esta tiene más éxito, de visitas,
que otras. Si se pregunta a los que acuden allí las respuestas son muy
diversas. Pero todos destacan el esfuerzo que hay que realizar para llegar a
ella. Se llega casi sin aliento pero todos encuentran una paz interior tras descansar
observando el paisaje del promontorio de la casa, cerrada y encalada. La llave
la tiene un vecino que se ocupa de la limpieza del entorno y de colocar flores
una vez al mes, junto a la imagen de una virgen negra. Por eso, quizás, la
iglesia se olvide de ella, no haciendo romerías en una fecha concreta.
Algunas personas dicen que no es
una virgen sino de la manifestación de la representación de la madre tierra,
cuyo origen es anterior al cristianismo, por lo que sea se construyo una
pequeña casa donde alojar la imagen, pero es el lugar donde confluyen energías telúricas.
Lo que hace que tras la difusión por Internet, de un reportaje lo que hace que
cada vez sean más personas las que vengan a sentarse, durante unos minutos, en
ese centro que te deja nuevo, según la expresión de los visitantes. Hasta se
elige la hora para ver la puesta de sol apoyados en las paredes de la casita o
de los improvisados bancos erigidos, sin respaldo. Para llenarse de lo perdido
tras la subida empinada.
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