El corte en un dedo le recuerda
el trabajo que estuvo realizando ayer, si no hubiera realizado ninguna acción
hoy su mano estaría lisa sin protuberancias.
Hoy parece que todo lleva a
pensar en el incordio para realizar las tareas habituales. Para ello, Juan toma
un esparadrapo, así protege y no ve la misma.
Cuando tenemos algo que nos
molesta lo tapamos, que es como si lo ignoráramos, por tanto ya no existe el
problema. Curiosa manera de intentar solucionar las cosas, cuando se sabe, que
una herida al aire es más fácil que cure y no supure.
Juan también actúa de esa manera,
pero cuando hay muchas cosas tapadas en el momento que abre alguna de ellas
surge un hedor a putrefacción, por supuesto que no da ningún signo de curación
sino de lo, contrario, enfermedad.
Juan acumula cosas sin resolver,
como esa herida que se hizo ayer, construyendo un mueble. Difícilmente afronta
una situación que no sabe resolver, no pide ayuda, simplemente la tapa y la
ignora. Pero como ese resto de comida que se guarda un día y otro, hasta que se
pudre, aquí la solución es tirarlo a la basura pero Juan acumula sin resolver. Esto
se convierte en una adicción que va deteriorando su personalidad, pues cada vez
se encuentra más desvalido, sensación de inutilidad para resolver cosas.
Tantas cosas tiene para por fin
pedir ayuda. Acude a un anuncio que ve por la calle.
Quien le recibe lo hace muy
autoritariamente para conseguir la sumisión en sus propuestas. Juan lo recibe
de mala manera, pero sabe que es su último cartucho para encontrarse bien.
Consigue abrir su caja de Pandora,
donde se encuentran reunidas tosas esas cosas no resueltas. Según las va
expresando siente como un aire limpio penetra en su interior, sintiendo calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.