lunes, 5 de diciembre de 2016

EL CORTE EN EL DEDO






El corte en un dedo le recuerda el trabajo que estuvo realizando ayer, si no hubiera realizado ninguna acción hoy su mano estaría lisa sin protuberancias.
Hoy parece que todo lleva a pensar en el incordio para realizar las tareas habituales. Para ello, Juan toma un esparadrapo, así protege y no ve la misma.
Cuando tenemos algo que nos molesta lo tapamos, que es como si lo ignoráramos, por tanto ya no existe el problema. Curiosa manera de intentar solucionar las cosas, cuando se sabe, que una herida al aire es más fácil que cure y no supure.
Juan también actúa de esa manera, pero cuando hay muchas cosas tapadas en el momento que abre alguna de ellas surge un hedor a putrefacción, por supuesto que no da ningún signo de curación sino de lo, contrario, enfermedad.
Juan acumula cosas sin resolver, como esa herida que se hizo ayer, construyendo un mueble. Difícilmente afronta una situación que no sabe resolver, no pide ayuda, simplemente la tapa y la ignora. Pero como ese resto de comida que se guarda un día y otro, hasta que se pudre, aquí la solución es tirarlo a la basura pero Juan acumula sin resolver. Esto se convierte en una adicción que va deteriorando su personalidad, pues cada vez se encuentra más desvalido, sensación de inutilidad para resolver cosas.
Tantas cosas tiene para por fin pedir ayuda. Acude a un anuncio que ve por la calle.
Quien le recibe lo hace muy autoritariamente para conseguir la sumisión en sus propuestas. Juan lo recibe de mala manera, pero sabe que es su último cartucho para encontrarse bien.
Consigue abrir su caja de Pandora, donde se encuentran reunidas tosas esas cosas no resueltas. Según las va expresando siente como un aire limpio penetra en su interior, sintiendo calma.

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