A la hora indicada, por el papel
que envió la administración, la mitad de los vecinos se juntan en el local
habilitado para las mismas.
Eligen las mismas sillas que las
anteriores veces, ya es como si tuvieran su nombre puesto. En el centro de la
habitación una mesa donde se coloca el coordinador donde anota los resultados y
las propuestas.
Sienten que están en una
situación tediosa, pero por otro lado tienen que manifestar que son
propietarios. Allí se juntan vecinos que no se pueden ver y que saltaran en
cualquier situación con cualquier argumento que distancie del propietario
enfrentado, de esta manera encontrara su sitio. También aparece la figura del
hombre que tiene un gran conocimiento y muchos contactos, lo cual puede venir
bien para facilitar trámites y poder informar.
Reuniones que se podrían resolver
en pocos minutos se alargan por comentarios que salen de contesto. Donde el
coordinador tiene que luchar para devolver la razón a algo que la había
perdido.
En el momento de las votaciones
surgen las alianzas y los posicionamientos hacía las diferentes propuestas.
A veces recuerda a un corral
donde dos gallos, principalmente se enfrentan por el control del gallinero,
aquí se lleva a la comunidad, donde hay gallos manifiestos y otros que lo que más
les preocupa es pasar desapercibidos. No necesitan estar en el papel
protagonista y los ausentes, esperaran la llegada del acta donde verán reflejadas
las subidas por derramas u otras similares.
Por fin se levantara la sesión
aunque en la calle se seguirán ofreciendo comentarios a los hechos acaecidos,
como si de un partido de futbol se tratase, donde se dirán los puntos que, en
su lógica, han surgido.
Vuelven a casa a informar a sus
mujeres o maridos de lo acaecido y de la subida mensual próxima.
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