Ayer,
Juan, asistió a una conferencia sobre la muerte. Parece un tema escabroso y a
evitar. Sin embargo la curiosidad le llevo a asistir. Allí aprendió varias
cosas, entre ellas que nosotros decidimos cuando morimos. Que la muerte no es
un trauma ni una frustración sino un paso más de la vida, porque vivimos
morimos. Juan se revolvía en la butaca, ante datos que no había reflexionado. Y
se hablaban con naturalidad. Conoció los pasos que ocurren después de la muerte
corporal. Y sobre todo le impacto, que la vida es como un coche y un conductor.
El coche puede destruirse pero el conductor deja el vehículo. El coche es el símil
del cuerpo físico.
Juan
sale meditabundo con todos los conceptos aprendidos y a la salida le regalan un
pequeño arbolito curiosamente una vida, cuando se ha estado hablando de lo
contrario. Cuando sale toma la bolsa donde va el nuevo ser con gran delicadeza,
mañana saldrá a plantarlo en el campo, y llevara unas botellas de agua para
ayudar en los primeros tiempos, para que salga adelante.
Marta
le encuentra al salir y le alegra mucho de verle, hace mucho tiempo que no se
ven y se dan un gran abrazo. Deciden ir a tomar algo mientras se dan noticias
del tiempo pasado.
Cuando
se dan las novedades quieren reflexionar sobre la conferencia. Juan le dice que
gracias a que se encontró con ella, le saco de su estado de ensoñación. Su
bolsa con el arbolito pende de la silla al igual que el de Marta. Hablan sobre
ello y le dice que lo plantara mañana, Marta le ofrece el suyo, porque no sabe cuándo
lo plantara, será mejor que elija él el sitio y estén cerca uno del otro. Juan
le parece una idea genial. Mañana será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.