Siempre,
pensamos que nuestros pensamientos son los correctos, si encima están abalados científicamente,
ya tenemos la razón de nuestro lado y por tanto coincide con nuestra manera de
ser, como la ideal. Por tanto la supremacía sobre otras maneras de ver las
cosas. Tenemos un poder, no estamos equivocados por ello nuestra manera de
pensar se engrandece, nos sentimos superiores. Qué grande es sentirse por
encima de los demás, de esa masa gris amorfa.
Juan
también piensa de igual manera y le han bastado tres posiciones corroboradas
por métodos científicos, para sentirse poseído de la verdad, aquí ya se extrapola
a todas las facetas. Qué bueno soy. Cada vez me voy diferenciando más de la
gente, sin darme cuenta que soy parte de la misma. Juan se va sintiendo más
importante, la manera de pensar, suya es la correcta, los otros son pobres
ignorantes.
Sin
darse cuenta se va aislando del resto de personas que le rodean. Al sentirse poseído
con la verdad en sus pensamientos, los que le conocen, se van apartando. Juan
se va quedando más solo, no tiene con quien mostrar su posición ante cualquier
cosa, pues los demás se apartan como si de un apestado se tratase.
Sigue
leyendo más y más libros que le posicionan en sus convicciones, lo que no le
ayuda mucho, sino al contrario su posición es mayor en su firmeza, en el valor
que da a cada pensamiento. Él lo compara a los mendigos del pensamiento, porque
no saben lo que dicen. Precisamente, él esta bañado en el conocimiento,
demostrado, el auténtico, el que tiene valor real. Se deja de lado si es rebatible.
Su cabeza va siendo más roca, y esa dureza le ata en posiciones encontradas,
esas que aíslan y frenan un abrazo o un beso. Juan no aprende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.