lunes, 20 de agosto de 2018

LA PRISA




Escribir sobre la prisa, es escribir sobre nuestro tiempo, donde queremos que las cosas, que deseamos, perduren y sin embargo, vamos con impaciencía a todos los sitios, en las grandes ciudades, donde existe una capacidad de contagio, sin obedecer a causa racional.
En un mundo donde las personas mayores van corriendo a cualquier sitio, incluso cruzando calles por sitios no habilitados para ellos, solo con la ayuda de su bastón.
Los niños también se aburren por ello hacen las cosas con premura en un empeño contradictorio. En los juegos se tratan de terminar lo antes posible, incluso se buscan atajos para resolverlos. Luego viene otro problema una vez resuelto deja de tener emoción por ello se acumulan en el rincón de lo prescindible.
Con la comida ocurre de igual forma, no se saborean los alimentos. Los paseos se convierten en competiciones. Nadie se atreve a parar y por ello fuera del sistema, la marginalidad esta mal vista.
El coleccionista que dedica su tiempo libre, a armar las piezas que contiene una caja, se afana en terminar lo antes posible. Las carreras nos persiguen y por supuesto nos atrapan, como consecuencia, seguir deprisa a pesar de la artrosis.
Las comunicaciones son muy rápidas, disponemos de documentos, fotos y hasta vídeos de cualquier cosa al instante.
La pregunta que surge a continuación es: ¿se nos olvido vivir? ¿hemos relegado a seguir los ciclos de la naturaleza, de los animales y plantas? Por un ritmo innatural. O ¿como la vida es corta, hay que vivir lo más rápido posible? Quizás el problema este en esa manera de ver las cosas.
Se me olvido deciros que se me esta haciendo tarde, voy a coger las zapatillas de deporte y e ir a correr, a lo mejor me encuentro en el camino, a la vida.

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