Juan
suele llevarse un bocadillo que comía en el parque a la hora de la
comida, salvo cuando hace mal tiempo que lo hace en la cocina de la
oficina. Pero le gusta salir y ver cosas diferentes al ordenador y a
los diferentes papeles que tiene que clasificar y responder. Otros
compañeros comen allí o en un restaurante que tienen un menú
ajustado de precio. Un banco vació o apoyar la espalda en uno de los
diferentes árboles. Durante esa hora suele llamar a amigos o hasta
leer unos párrafos del libro que nunca se termina. Esa hora que
parte su jornada laboral, la tiene como imprescindible y liberadora
de un ritmo monótono.
Su
trabajo lo sentía como un plan económico, trataba de hacerlo lo
mejor posible pero no llenaba su vida. Disputas con sus compañeros
le hizo separar de ellos. Les llego a ver grises, que no le aportaban
nada especial. Por ello solo mantenía una relación laboral.
Todo
llevo a una incertidumbre sobre que estaba haciendo en su vida, no se
sentía autor de su vida solo actor en una obra que ni le iba ni le
venía. La empresa decidió hacer horario seguido durante los meses
del verano. Esto le dio tiempo de reflexión sobre que hacer. Como no
encontraba salida busco ayuda psicológica que le abriera nuevas
perspectivas de vida. En esa búsqueda, le fue fácil saber lo que no
quería pero también se abrieron nuevos caminos por recorrer.
Cuando
pensaba en ese bocadillo que engullía a la hora de la comida, se dio
cuenta que no era la forma de seguir mucho tiempo. Vio la necesidad
de sentarse en una mesa y comer alimentos más elaborados. Lo
siguiente era hablar con la empresa para salir de su relación
laboral y buscar mesa para comer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.