martes, 7 de agosto de 2018

COMIDA PICANTE




Una siempre que comía una comida picante luego tenía un gran dolor de estomago. Sus amigos que lo sabían le preguntaban cual era el motivo por el que seguía utilizando esas comidas. Juan bajando los ojos siempre respondía, imaginaros una persona que le gusta el alcohol pero por su problema de hígado tiene que evitarlo, buscara la manera de levantar el veto e ingerirá el liquido prohibido, como un motivo de libertad. A mi con el picante me ocurre igual, aunque la mucosa de mi estomago se queje tratare de engañarle para disfrutar de ese aumento de saliva al contacto con el picante.
Siempre había una contra pregunta. Y merece la pena el dolor posterior. Juan vuelve a bajar los ojos y responde es una manera de quebrantar la prohibición, como queriéndome engañar, para resultar vencedor de la toma de decisiones. Sus respuestas no convencían a nadie, pero era su decisión, un poco se sentían culpables por ir a lugares donde pudieran tener comidas susceptibles de llevar sustancias picantes.
Pero esta vez supero las anteriores, tras cenar junto sus brazos en la zona del estomago y comenzó a revolcarse de dolor. Asustados llamaron a una ambulancia, explicaron lo ocurrido y le trasladaron a un hospital. Había poco que descubrir. Amaneció en una habitación en observación, pero ya se sabía lo ocurrido. Juan acorralado negó, volver a repetir, está vez había superado las anteriores. Como siempre que una cosa pasa, se hacen mil promesas pero parecen escritas en una barra de hielo, con el paso del tiempo se ha derretido y por tanto olvidado.
A escondidas a realizado pruebas con cantidades pequeñas pero ha tenido que recurrir a los antiacidos. Juan sigue sin saber cual es el picante que le falta en su vida, por recurrir a los de la comida.

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