Juan
es un estudioso de las frecuencias, quiere encontrar una sintonía
armonizadora del organismo. Su afán máximo es encontrarla. Todo
ello le ha llevado a entrevistarse con mucha gente. Ha ido
aprendiendo de cada uno y hasta ha considerado que mediante procesos
informáticos se pudiera construir la misma. Por ello le lleva a un
mundo que él desconoce. Al ver los avances que ha tenido una empresa
caza talentos se ha puesto en contacto con él. Quieren hacer una
patente de la que le hacen participe en un treinta por ciento de los
beneficios futuros. Para ello no dudan en adelantarle el dinero que
necesite para llevarlo a cabo.
Juan
siente el vértigo por el camino iniciado, a penas tiene nada y ya un
grupo se ha interesado por su idea. Puede cambiar su vida, pero su
espíritu va más por el camino de la filantropía. También sabe que
si descubriera algo otro u otros patentarían el sistema para ganar
dinero.
Todas
estas ideas van diluyendo la intención de Juan, conlleva una
dilución de su proyecto.
Juan
decide seguir hacía delante, estudia los cantos tibetanos, los
gregorianos, los tibetanos y todo aquello que se ha utilizado con un
fin de sosiego y armonización. A silaba OM representa tanto para
muchas personas que es el hilo que cree tiene que seguir. Intenta
olvidar el fantasma de la puerta del dinero, sabe de la
incompatibilidad entre agua y aceite. Por ello olvida los mensajes
recibidos y sigue su proceso. Una nueva conciencia puede ocurrir
desde la simple vibración. En su cabeza están todas estas ideas
pero cree que debe seguir, nada se descubre porque todo esta
descubierto solo es recordar, este pensamiento quedo larvado y ahora
se estaba desarrollando, solo era cuestión de combinar hilos para
crear el tejido pensado y requerido.
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