jueves, 3 de mayo de 2018

"EL FLIPAO"




Juan ha tenido, siempre, dudas sobre la realidad y la ficción. Ha vivido siempre en una ensoñación que le ha creado problemas.
Su trabajo rutinario, ayuda a prolongar esa ensoñación para estar en otro lugar, mientras desarrolla el trabajo en la factoría, en una cadena industrial.
No suele tener errores. Pero sus ojos parecen ausentes, en las conversaciones que tiene su mirada esta fija en cualquier lugar, sus interlocutores presentan una incomodidad, llamándole “el flipao”.
No fue consumidor de drogas ni siquiera de alcohol, pero eligió una vida particular, aislado.
Nunca necesito muchas cosas, un lugar donde sentarse y contemplar el entorno era suficiente para encontrar la felicidad, por lo que mostraban los rasgos de su cara. El vello erizado y una amplia sonrisa en una cara roja. Como símbolos de su estado.
Ayer fue diferente cruzó una calle por en medio, sin observar la maniobra de un coche viniendo a gran velocidad. Su cuerpo como de un pelele fue proyectado hacía arriba mientras caía de cabeza sobre el asfalto. La imagen era tan violenta que todo el mundo pensó lo peor, como se demostró llegadas las asistencias. La cara llena de sangre confirmó los pensamientos.
Juan “el flipao” abandono este mundo y hoy en su entierro se juntaron sus compañeros de trabajo y algún familiar, para justificar el atropello como una de sus ausencias. La lógica demostrando el sentido de la vida, para justificar su sentido contrario a los demás.
Del crematorio salieron todos muy pensantes entre las dos realidades, la que ellos tenían y la de Juan. Al final se juntan en torno a un horno que despide un humo gris blanquecino. María comenta esto con el resto de compañeros. Pero unas lagrimas eran más que una respuesta. Y juntos salieron del cementerio con nueva visión de vida.

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