martes, 15 de mayo de 2018

EL BARRIO LIMITE




Lejos del cogollo de la ciudad, esta la linea fronteriza, donde no ha llegado el poder integrador de la urbe, a penas hay transición. El ansia por nuevos terrenos lleva a las pesadas escabadoras a uniformar cualquier terreno convirtiéndolo en plano. Allí es donde vive Juan, hasta ahora espacio olvidado de la codicia constructora, pero el destino lleva a la construcción de chales adosados, con la creencia de tener mucho espacio y ser independientes por no tener vecinos ni arriba ni abajo.
La última colonia de pisos baratos, con escasas infraestructuras, hasta la llegada de la linea de autobús. Convirtió la zona en algo marginal, siendo un lugar donde todos se conocen.
El fantasma del paro junto a mucha gente que con mucho tiempo y poca actividad, salvo la reunión en el único bar. Testigo de reuniones, discusiones y centro de todo lo que allí sucede. Juan es su regente. Anota como antaño las deudas, convertidas en sagradas de las consumiciones servidas y no abonadas.
Juan se ha hecho referencia en el barrio, es a quien se le pide consejo, intermediación y solucionador de conflictos. Pero sabe que el futuro cambiara la forma de los ocupantes. Las mallas de alambre delimitan un espacio que parecía de todos con sus vaguadas y árboles pelados. Nuevos vecinos rodeados de vallas querrán el aislamiento del resto de viviendas queriendo constituir un oasis, relativamente cerca del núcleo urbano.
Juan expresa los temores pero nadie quiere pensar en la transformación que se producira. Le han llegado rumores de la creación de un centro comercial junto a la urbanización, con lo cual se les aislara de nuevas fronteras de cemento y asfalto.
Juan siente que debe irse del nuevo proyecto, no quiere cambiar su forma de ser. Coloca un cartel de “se vende”. Creando la inquietud.

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