lunes, 2 de abril de 2018

LA PUERTA SUBLIME




A veces, uno se sorprende, a donde podemos llegar en un proceso de irracionalidad. Sin darnos cuenta atravesamos esa delgada barrera que nos permite estar en un lado u otro de la vida. Donde se rompen los compromisos éticos, adquiridos en muchos años y aceptados como propios.
Sin querer o queriendo nos introducimos en un espacio donde no esta diseñado el meternos y surge una novedad. Al comprobar que no pasa nada seguimos en esa dirección y lo establecido como norma queda sin sentido, nos burlamos de los cánones. Si hemos sido capaces por pasar esa frontera, las demás quedan sin validez.
El inconsciente nos lleva a tiempos bíblicos donde Eva, en el paraíso terrenal, quiere llegar a un sitio que le permite tener mas poder. Desobedece el campo acotado y sufre un castigo. Como el castigo no aparece en poco tiempo, lo ideal es seguir para adelante metiéndonos en esa espiral asfixiante con la consecuencia de terminar ahogados. Pero ya no hay vuelta atrás. Seguimos en la linea de la sinrazón y ocupamos el espacio concertado fuera de ella. El sentimiento de culpa aparece una y otra vez, pero nos creamos liberados de responsabilidad contraída anteriormente.
El pasaje por la puerta sublime es tal que un nuevo mundo aparece, sin siquiera poder racionalizar las consecuencias personales o sociales que acarrea la decisión. Parece como si al chico pequeño se le advierte que no meta los dedos en el enchufe, una poderosa idea aparece en su cerebro con objeto de descubrir que se oculta en ese enchufe, quizás dotado de cosas mágicas, tan atractivas a quien está descubriendo el mundo. La consecuencia es de todos conocido el consiguiente latigazo eléctrico y el llanto de arrepentimiento si está rodeado de sus progenitores o el susto desmesurado si se encuentra en soledad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.