Abro mis ojos
y me encuentro tumbado en la cuneta de una carretera, la ceja derecha
manando sangre, mis rodillas doloridas y llenas de arañazos. ¿Qué
me ha ocurrido? No recuerdo nada.
Mi bicicleta
con la rueda delantera doblada. ¿donde estoy?
No consigo
recordar nada. Los coches pasan en su marcha natural. Nadie detiene
su coche.
No recuerdo
nada.
Está
atardeciendo.
¿Hacía donde
ir? ¿De donde vengo? Demasiadas preguntas.
Unos
motoristas de la policía paran sus motos.
Me
vuelven a preguntar lo mismo que yo me preguntaba. Uno de ellos tiene
conocimientos médicos y con la linterna de su teléfono móvil, mira
mis pupilas, están dilatadas dice a su compañero.
Hay que pedir
una ambulancia urgente.
Mi
cabeza se refugia en un sueño. En él, me veo por encima de mi
cuerpo caído, mientras trato de irme de allí, pero algo me retiene,
no me deja abandonar el campo donde estoy tendido. Observo la llegada
de una ambulancia mientras oigo los comentarios de quien me han
encontrado, hablando del batacazo que me he llevado y de las huellas
de frenada marcadas en el asfalto. Vuelvo a mi cuerpo y respiro con
agitación.
Montado
en una camilla, miran mis constantes, piden por radio prioridad al
hospital cercano. Todo va muy deprisa, se acumulan imagines en mi
mente, confusión y multitud de fotogramas en diferentes periodos de
mi vida, suceden con intermitencia
Los
policías buscan mi identificación pero sin documentos. Mi
somnolencia se acrecienta y vuelvo a salir de mi cuerpo. Me observo
fuera de mi. También veo una ambulancia allí abajo, con las
personas agolpadas en torno a mi cuerpo. Pero cada vez subo más
arriba. Abandono mi realidad y paso a otra. Tengo la sensación de
estar en una nueva película, espectador pero sin sensación
corporal. Salgo a otro plano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.