martes, 3 de abril de 2018

LA LLAMADA TELÉFONICA




Juan espera una llamada telefónica, esta sentado en el sofá, pero una y otra vez espera que se produzca, ello le lleva a levantarse una y otra vez, ahora a beber agua, ahora al servicio, ahora a colocar los libros de la estantería... La lucha interior le lleva a hacer cualquier acción, no le gusta esperar. El fantasma de la duda se ha instalado en su cerebro y no le permite clarificar. Nota su inestabilidad cada vez que se levanta. Ese tambaleo esta presente en su verticalidad. Su gesto es el de una persona preocupada, acompañado de una mirada cabizbaja. Unas manos donde se descubre un temblor incipiente trasmitido a cada cosa que toca, el objeto parece dotado de corazón y por tanto de movimiento.
Llega a pensar si la llamada se va a producir. Juan comienza a dudar de todo, hasta del timbre telefónico. Su mente busca una salida.
Abre la ventana en busca de la llegada de aire renovado, permitiendo la salida del viciado alojado en su cabeza.
Juan ha pasado por situaciones similares, superando, pero no termina creyendo que lo hizo por si mismo. Siempre la espera de algo o de alguien que preste tu ayuda.
La capacidad de fuerza interior se diluye como la de un globo con un pequeño poro, parece que esta hinchado del todo pero la forma arrugada demuestra lo contrario.
Ahora marcha a la cocina a comer cualquier cosa. Sigue en su ahora, pero no lo llena de sentido, al contrario, sintiendo como un movimiento mecánico, casi un tic, pero orientado en mil lados.
Ahora sentado en el sofá, cayendo reventado como si una maratón hubiera pasado por su cuerpo. Toma uno de los cojines para facilitar a los pies estirados sobre la mesa.
Termina de acoplar, cuando suena el teléfono móvil.

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