martes, 17 de abril de 2018

UNA NUEVA OPORTUNIDAD




Una frente prominente unos ojos hundidos en cuencas grandes, precedidas por la montura de unas gafas metálicas. Una boca escondida entre un barba poblada. Así es la apariencia de la cara de Juan. No pasa desapercibida. Adornada por un pelo siempre despeinado. Deja huella en la imagen de quien se le cruza en la calle. Puede ser problemático para cualquier persona pero él no hace ningún caso. Sobre la manera de ser del resto de personas. Vive solo. No suele compartir cosas salvo la biblioteca donde saca los libros de dos en dos, no tarda una semana en devolverlos y tomar unos nuevos volúmenes.
Los días que hace bueno busca disfrutar de ellos en un parque y sino su casa es un buen lugar. Un banco de madera parece acogerle y consigue adaptar a las mil posturas de lectura. Un árbol le da la sombra necesaria.
En su casa hay una televisión pero nunca está encendida y es de las de rayos catodicos, con su inevitable panza.
Un teléfono mudo, de los de baquelita negra, sin linea. Termina de definir una casa museo. No por las cosas contenidas sino por la edad de las mismas.
Juan tiene un accidente, no tiene a nadie para ser avisado. En la cama de al lado a la suya hay un indigente, sabe que no saldrá de está y le cede la llave y todo lo habido en la casa.
Andrés piensa que le ha tocado la lotería, le dan el alta y se dirige a su nuevo hogar. Juan deja de respirar y una nueva oportunidad se le presenta. Ya tiene cobijo e intentara poner a trabajar. La dirección va escrita en un papel. Un olor a cerrado le lleva a abrir ventanas. En una caja de puros encuentra un poco de dinero.

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