Juan
leyó en un libro que los sueños se podían modificar al gusto de
cada uno.
La
lectura le llevo un día, anoto muchos párrafos y empezó a llevarlo
a cabo.
El
resultado fue tan satisfactorio que estaba deseando que llegara la
noche para penetrar en el espacio onírico.
Juan
se sintió actor de su vida, de su vida gris, podría sentir, oler y
vivir una realidad diferente, modificando a su antojo. Entraba en una
película, la componía y desarrollaba según las apetencias de cada
momento. Había descubierto la piedra filosofal, la quinta esencia de
la vida.
Ello
le llevo abandonar, buena parte, de la vida de vigilia, donde
cumplía su parte alimenticia y laboral, pero con el ocaso se reunía
con su mullida cama y comenzaba la otra función de su vida.
Leyó
muchas cosas sobre los sueños, un mundo oculto se abría a su
comprender, cada momento quería conocer mas sobre, un único
monotema, los sueños.
No
necesitaba estímulos nuevos, él es el creador y modificador de su
subconsciente. Había dado vida a la búsqueda de tantas personas,
cumplía deseos como quien pasa la lectura de las páginas de un
libro.
Su
vida dio un vuelco espectacular, puso una sonrisa en su cara, que no
aparecía en años. Su ostracismo fue cambiando y hasta empezó a
promocionar el método aprendido, ante el escepticismo de los
oyentes. Las necesidades reprimidas salían sin hacer daño a nadie.
El mensaje era tentador. Cualquier persona frustrada podría
conseguir sus objetivos durante la noche o de la siesta. Un mundo
nuevo se abría y Juan se convirtió en su difusor general. No
esperaba demasiado en los resultados de los demás, porque él lo
conseguía consigo mismo, ya era bastante. Pero abrió una nueva
puerta de salida para otras personas y hasta vieran felicidad.
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