jueves, 24 de enero de 2019

LA ALDEA MALDITA 4





Antxon comenta que es la primera vez que habla de ellos con extraños, pero entiende que es una liberación personal.
-Juan te pediría que no publiques nada sobre nosotros, otros vendrían con el morbo de conocernos como una especie rara. El equilibrio se rompería y no sabremos que ocurrirá. Soy el único que vive solo mis padres murieron en un corto espacio de tiempo el año pasado. Yo me iré de aquí, pero tengo que respetar a estas personas que hemos constituido una familia.
-Antxon tengo que respetar el esfuerzo que has hecho por contarme como sois y te prometo que mis apuntes quedaran archivados en mi ordenador, hasta que cambie la situación de la aldea.
  • Te puedes ahorrar el esfuerzo de hablar con los demás, no lo harán, incluso sacaran gestos hostiles para que notes que no eres bienvenido.
Pasada la cena quedaron en verse al día siguiente. Para tener más datos. Abandono la aldea en su viejo coche, como siempre le dejaba con la llave sin echar y la llave en el salpicadero tapada con una sucia bayeta.
Las criticas y discusiones le llegaron a Antxon al día siguiente, le reprobaron y les comento que al mes siguiente abandonaría la aldea, quería dejar los fantasmas del pasado y explicó porqué no se sentía traidor. El camino a la ciudad fue un continuo chaparrón que esquivaba de la mejor forma que sabía.
Las mismas preguntas surgían del por qué había confiado en ese periodista sin conocerle de nada. Juan razonaba su necesidad interior personal. Había tomado esa decisión. Y también la de marcharse a vivir en la ciudad, así como la nueva visita del periodista esa noche.
Nuevos comentarios contrarios. Y les dijo que podían vivir en su casa sin problemas. Algún día volvería a visitarles. Así quedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.