martes, 15 de enero de 2019

LA CONVALECENCIA




Cuando se levanto su objetivo era vencer un nuevo día, con la esperanza que el paso de tiempo cicatrizara sus heridas, los movimientos estaban limitados pero era capaz de ir al servicio solo. Su hermana le preparaba la comida y le ayudaba en su aseo diario.
Desde el accidente una cama había sido su lugar común. Las heridas eran curadas por una enfermera que venia a domicilio.
Tenía tiempo para pensar, pero era curioso como una somnolencia le visitaba de cuando en cuando y era un motivo de desconexión a esa cabeza viajera.
Veinte días pasaron más deprisa de lo previsto. Juan tenía que ir al especialista en el hospital. Unas muletas, prestadas, fueron su ayuda en los pasos cortos y dubitativos hasta el taxi. Los pequeños baches eran motivo de contracción de los músculos de la cara. El descenso fue más de lo mismo pero una silla de ruedas fue el alivio a sus movimientos.
Los números en una pantalla indicaban el orden y daba idea lo que le faltaba para entrar.
Una cara sonriente le dio la bienvenida y calmo las incertidumbres de Juan. Este doctor le había atendido el día del accidente y recordaba en el estado que llego. Las palabras de la evolución obtenida le daba esperanzas para vencer la situación. La exploración fue rápida conforme al tiempo establecido por paciente.
Durante este periodo Juan comprendió a tomar las cosas de otra manera, había sido un dependiente para casi todo. Se lleno de agradecimiento a quien había facilitado su tiempo, desde su hermana hasta este taxista que le había llevado hasta allí. Pensó como el tiempo jugaba en perjuicio de unas situaciones como la oxidación de los metales y otras cicatrizaba heridas aun siendo profundas. Respiro el aire del exterior de otra manera diferente al pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.