Es
difícil saber lo que piensa cada persona, en estos pensamientos iba
Juan, dando un paseo. Según las personas que iba encontrando
construía una historia. Esta se rompía cuando encontraba a otra u
otras, para iniciar una nueva composición. Sin embargo era capaz de
construir diferentes situaciones, tantas como personas se cruzaba.
Algunas no llegaban al minuto pero otras era capaz de describir un
relato, al que iba añadiendo las personas que habían pasado junto a
él.
Pero
fue un hombre vestido de negro, muy delgado y alto el que hizo que se
volviera dos veces para recordar más detalles del personaje. Su
alargada sombra, coincidiendo con el crepúsculo aumentaba su morbo
relatador. Al pasar junto a un banco se paro para escribir los
detalles mientras los pasos se iban alejando. Cuando volvió a
levantar los ojos la figura ya no estaba. Lo cual le dio pie para más
elucubraciones.
Recordó
su pensamiento primario, para comparar su ejercicio diario de
composición y llego a la conclusión que cada persona tiene unos
filtros y con ellos llega a situación personal de la persona con la
que se cruza. Pero no quiere renunciar a su ejercicio de composición
aun a riesgo de equivocarse si o si.
Su
paseo llega a su fin pero estando abriendo la puerta del portal de su
casa, una mano golpea su hombro para fijar su atención. Como un
resorte volvió su cuerpo para encontrar a un antiguo vecino de otra
casa donde antes había vivido. Todas las historias desaparecieron,
se fundieron en un abrazo del recuerdo.
El
sol había desaparecido para dejar paso a la luz de las farolas.
Se
despidieron, Juan comenzó a tejer una nueva historia, para
incorporar a la figura negra encontrada en su paseo tardío, su ex
vecino también llevaba un abrigo negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.