viernes, 25 de enero de 2019

LOS CARAMELOS





Juan llevaba siempre un abrigo con muchos bolsillos interiores, era una especie de maleta ambulante, con lo que soportaba un peso extra, apenas bailaba con el vaivén del movimiento natural al andar, como una losa permanecía vertical.
En un vagón del metro sufrió un intento de robo, pero el ratero ignoraba cual era el sitio a saquear, había tantos que era difícil decidirse.
Cuando llegaba a cualquier sitio, lo primero era desprenderse de su pesadez.
Cualquier cosa se hallaba en su interior. La necesidad de que todo podría ser útil en cualquier momento, le llevó a añadir una bolsa que sumaba más peso, sus paseos se hicieron menos frecuentes.
Pero el día soleado de un día invernal le llevo hasta un parque, enfrente había un colegio. Un niño comenzó a toser busco en uno de sus bolsillos, concretamente y extrajo un caramelo. El pequeño dio las gracias, abrió el papel y chupo el dulce, en pocos segundos la tos desapareció. Pero el conjunto de madres vio la escena y surgieron comentarios sobre que hacía ese personaje dando caramelos a los niños, las alarmas saltaron. Una de las madres llamó a la policía para informar que un extraño hombre daba caramelos a los niños. El mito de los caramelos con droga salio a la palestra.
En unos segundos un coche patrulla llego, las madres señalaban al hombre que se iba. Bloquearon su paso, pidieron su identificación. Al comenzar el cacheo, no sabían por donde empezar, el capo del coche se fue llenando de las más diversas cosas. Del último bolsillo sacaron los malditos caramelos mentolados. Las acusadoras fueron hacía el vehículo, observaban con preocupación tantos objetos sacados. De la bolsa sacaron un bocadillo de sardinas en aceite. No sabían como seguir, pidieron que si querían formular una denuncia era el momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.