martes, 22 de enero de 2019

LA ALDEA MALDITA 3




La llegada la observo desde una curva, al final de las casas. Con paso presto fue a presentarse según bajaban de la furgoneta. La desconfianza es la norma pero uno de ellos estrecho la mano.
  • Me llamo Juan soy periodista y quería desde hace tiempo conoceros.
  • ¿Para qué?
  • He oído hablar mucho de vosotros, mientras los otros miembros se iban introduciendo en sus casas.
  • Pues ya ves que no tenemos la piel verde, no somos extraños.
  • Eso ya lo he visto, pero cual es el motivo de que os llamen la aldea maldita.
  • Todo se remonta hace dos siglos con un suceso surgido en una iglesia del pueblo vecino, nos excomulgaron y eso significa alejamiento. Contesto Antxon.
  • Si quieres te invito a cenar ven a mi casa, el resto no quiere contacto con extraños, incluso ven mal que ahora este hablando contigo, me reprenderán pero me da igual. Trabajamos en la ciudad, compramos en un supermercado todo lo que nos hace falta, no podemos seguir con el rencor y el odio que esta dentro de nosotros o de nuestros acosadores, nos ven fuera de la sociedad y aunque seamos pocos, nuestro nivel de cohesión es muy grande, salvo la conversación que mantengo contigo.
    Juan iba grabando y anotando en una agenda, se sentía privilegiado de poder tener ese dialogo con uno de ellos.
  • Nuestro espacio se ha mantenido a base de malas caras y hasta algún enfrentamiento físico que evitamos porque se presentarían aquí y lo arrasarían todo. Sabemos que buscan la justificación para llevarlo a cabo.
  • Estas tierras son un pequeño privilegio pero gracias a los muros personales no vienen ni optan por este lugar. Antxón mira hacía abajo, sus fuertes manos se cruzan. Mientras Juan agradece la hospitalidad.

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